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Los aguafuertes de Francisco de Goya son una faceta significativa y muy estudiada de su carrera que se extendió entre los años 1778 a 1825 y utilizó las técnicas estándar de aguafuerte más aguatinta y punta seca.
Este hechizo prolongado de varias décadas solo terminó con la decisión de este ambicioso artista de pasar a la litografía en sus últimos años. Goya es considerado uno de los mejores técnicos en materia de grabado y su trabajo en este medio encaja en varias series de aguafuertes rompedoras, cada una de las cuales gira en torno a un tema en particular. Algunos de los otros grabadores más notables además de Goya incluyen a Rembrandt van Rijn, Albrecht Durer, William Hogarth, James Whistler, Anthony van Dyck y Edgar Degas.
Si bien las pinturas al óleo siempre serán noticia entre los fanáticos del arte más ocasionales, los grabados de este artista han seguido impresionando a los historiadores del arte y en los últimos siglos ha habido varios descubrimientos importantes de su trabajo en este medio que han seguido llamando la atención.
Es específicamente su serie de Copias después de Velázquez, Caprichos, Los desastres de la guerra, Tauromaquia, Disparates y Los toros de Burdeos las que son respetadas por los historiadores del arte y cada elemento de ellas se considera obras maestras dentro de su obra general.
La obra de Goya aportó una mirada crítica a la sociedad española de la época, aportando sus puntos de vista sobre la guerra, la pobreza, la corrupción, la violencia y el equilibrio de la moralidad, tal y como había hecho William Hogarth en sus grabados británicos.
El arte ya no se trataba solo de representar figuras religiosas y mitológicas como se vio en los períodos del Renacimiento y el Barroco, ahora se trataba más de expresión y debate. La oscuridad que se encuentra en muchas de las pinturas de Goya describiría a un hombre con una naturaleza particularmente cínica pero que fue algo más positivo en sus primeros años.
Al estudiar los mensajes de sus grabados, es importante ubicar la obra en el contexto de España durante este período, con varios conflictos sociales, religiosos y culturales existentes en este momento.
Los aguafuertes y las obras de arte grabadas proporcionaron a un artista un portavoz para sus seguidores: las impresiones podían reproducirse a partir de un diseño existente y venderse a bajo precio para que casi cualquier persona pudiera tener una copia de su trabajo.
Esto le permitió difundir sus mensajes de manera más amplia y rápida y también permitió que su reputación artística se extendiera por el resto del continente europeo más rápidamente. Los artistas con habilidades particularmente fuertes como dibujantes a menudo recurrían a los servicios de grabadores especializados para convertir sus dibujos originales en un bloque completo listo para reproducir impresiones.
Gran parte del contenido de la obra de Goya refleja la realidad, tal como él la veía, dentro de la España de principios del siglo XIX. La invasión francesa de 1808 cobraría alrededor de 20.000 vidas españolas y reveló los horrores de esto, además de la hambruna en todo el país que siguió, dentro de su arte.
En algunos casos, las representaciones honestas y satíricas de Goya tendrían que presentarse de una manera que permitiera cierta variedad de interpretaciones para evitar conflictos significativos con los poderes gobernantes. La mayoría entendió sus verdaderas creencias y se difundirían a través de sus diseños de grabado impresos. Su fuerte base moral estaba disgustada por los niveles de corrupción y arrogancia de los monárquicos ricos y algunos organismos religiosos establecidos.